Una flor florece
en los campos de cereales
y ahora amanece
y la abeja va por sus panales.
Siempre crece,
Amapola es su nombre,
siempre crece
color de sangre.
La abeja es su compañera
siempre va y viene con ella
con su cara dulce a la era
siempre va y viene por ella.
Y el viento y el aire son su pena
y con el silencio, de repente,
llega la niña Elena
y el sol le da en la frente.
Julia Carrascal
Es preciosa la poesía, Julia, ¡felicidades! Y ya falta poco para ver amapolas en el campo... ¿Volverá Elena a visitarlas? ¿Tu qué crees?
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